Esta propuesta de diseño tiene como idea central reformar el alero, un detalle constructivo de la vivienda tradicional de San Andrés y Providencia, símbolo raizal que representa el recorrido histórico que vivieron sus pobladores, referente de su liberación y descolonización.

El alero sirve de resguardo ante el sol y la lluvia, permitiendo estar adentro y afuera de manera simultánea. Es un elemento que amplía el espacio de vida cotidiana del hogar, al mismo tiempo que crea una antesala para el encuentro y la conexión comunitaria.

La reforma consiste en adecuar un sistema de engranaje y poleas en torno al alero, para  que además de proteger del calor y el agua, funcione como refugio en caso de una contingencia meteorológica como el huracán.  

La casa raizal con alero batiente hace que las familias experimenten la vida cotidiana con los pies sobre el legado ancestral y con las manos en el futuro que mitiga y protege de las consecuencias devastadoras del cambio climático.

La adecuación del alero es también una transformación catalizadora de la vivienda como signo del procomún. Posibilita que los espacios intermedios de la casa se dispongan para la siembra de vegetales, fruta, tubérculos y plantas aromáticas, considerando así un lugar para la soberanía alimentaria en el hogar. 

Sobre la cubierta, junto al alero, se ubica un dispositivo para la medición de variables meteorológicas y de telemetría, que permite la  transmisión de información vía radiofrecuencia bajo diferentes protocolos de comunicación  registrando datos como la velocidad, la magnitud del viento, humedad, temperatura y la presión atmosférica.  

Cada unidad localizada en la parte superior de las viviendas se constituyen como nodos de una red de datos colaborativos, que mejoran los modelos de pronóstico y ayudan a la toma de decisiones tempranas en situación de eventualidad climatológica. 

Este sistema de monitoreo versátil brinda a la comunidad información en tiempo real de las variables de su entorno que puede ser consultada desde una app del celular o a través de mensajes de texto, de acuerdo al tipo de señal y dispositivo. El protocolo de comunicación tampoco depende necesariamente del wifi, si no que puede apoyarse en las redes de radioaficionados o en un canal de TV comunitaria para retransmitir la información de alertas tempranas.

La sostenibilidad energética de la vivienda depende de un sistema de paneles solares que almacena la energía en bancos de baterías para el uso de los electrodomésticos. También brinda un servicio comunitario a través de las conexiones usb ubicadas en el porche de la vivienda.

Al momento de una contingencia, como un huracán,  la red de sensores detecta las variables de interés para que los modelos de pronóstico generen información apropiada para medir la probabilidad de riesgo. Vecinas y vecinos  activan el llamado de acción colectiva. La respuesta ante la emergencia es de ayuda mutua, el sistema de engranaje con el alero batiente permite que la vivienda pueda sellarse con las poleas, evitando así el efecto cometa.

Alero para el resguardo de la lluvia y el sol.

Alero lero para girar, proteger y jugar mediante la acción comunitaria.

Levantan la historia dibujada en las vetas de la madera. Apilan sus vivencias y saberes como montones de colores sobre la tierra removida. Los trozos más pequeños se usan para volver a prender el fuego del encuentro comunitario. Los trozos más largos reflejan con su sombra una idea en movimiento.

Se monta la olla, el caldo hierve y el sabor se prueba con la fuerza de la memoria, el cuidado y la construcción colectiva.

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